Tiempo útil, tiempo eterno.
Share
Lo que el arte me enseñó sobre el tiempo
No hay relojes en el taller,
ni campanas que marquen las horas cuando estoy entre hierros, maderas o fragmentos encontrados.
El tiempo se vuelve otro: más denso, más crudo, más silencioso.
A veces late como un pulso lento, a veces se suspende en el aire.
He aprendido que una forma puede aparecer en un instante…
pero también puede esperar años hasta revelarse por completo.
El tiempo del creador
Esculpir es entrar en otro tiempo.
Hay días en los que la pieza se impone con fuerza, como si ya existiera dentro del material.
Y otros en los que apenas puedo acercarme, y todo se vuelve espera, roce, tanteo.
La escultura me enseñó que el tiempo no siempre avanza:
a veces se oxida,
a veces se astilla,
a veces se entierra en capas de polvo y memoria.
El tiempo de la obra
Cada obra tiene su propio reloj.
Una soldadura que parecía definitiva, años después se suelta para dar lugar a algo nuevo.
Un hierro viejo conserva su temperatura, aunque ya no esté al fuego.
Hay materiales que cuentan historias con el silencio de sus texturas.
Me conmueve pensar que una pieza hecha con restos olvidados
puede volverse un objeto sagrado para alguien.
Que algo nacido de lo roto, de lo inútil, pueda adquirir una permanencia distinta.
El tiempo interior
Observar una escultura no es como mirar una imagen.
Hay que rodearla. Hay que demorarse.
Hay obras que no entendí cuando las terminé.
Y que, años después, al tocarlas de nuevo, me dijeron algo distinto.
Como si esperaran que yo cambiara para poder hablarme.
La materia tiene sus propios tiempos para confiar.
Lo que perdura
El arte me enseñó que no todo debe ser inmediato.
Que hay belleza en lo que pesa,
en lo que necesita esfuerzo,
en lo que tarda en tomar forma.
Y que a veces,
lo eterno
nace del fragmento más olvidado.
Tiempo útil, tiempo eterno

Esta pieza nació de los hierros circulares de una antigua cocina gallega,
donde se calentaban las ollas para alimentar a los animales.Aquellos círculos que antes sostuvieron el fuego,
hoy giran sobre sí mismos como planetas,
recordándome que todo lo que fue útil puede transformarse en símbolo.El tiempo no se pierde. Se reinventa.
Esta escultura es eso:
una conversación entre el hierro, la madera… y la memoria.